lunes, 10 de septiembre de 2007

Texto (11'09''01)

Mañana no sólo recordamos el fallecimiento de Sarmiento. También dos hechos dolorosos: el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York y el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende, presidente de Chile, en 1973.
Este texto es el guión del cortometraje “11 de septiembre de 1973”, realizado por Ken Loach y estrenado en cine en 2002.
Toma la forma de una carta abierta, escrita por un chileno refugiado en Londres. Se inspira en la vida del actor y cantanteVladimir Vega, el protagonista del film.

Queridas madres, padres y amigos de los que murieron el 11 de septiembre en Nueva York:
Soy chileno. Vivo en Londres. Quería decirles que quizás tengamos algo en común. Vuestros seres queridos fueron asesinados, como lo fueron los míos. Tenemos una fecha en común: 11 de septiembre. Martes 11 de septiembre. En 1970 hubo elecciones. Tenía dieciocho años y voté por primera vez. Por ese entonces acariciábamos el maravilloso sueño de una sociedad en la que compartiríamos el fruto de nuestro trabajo y las riquezas de nuestro país. En septiembre de 1970 todos fuimos a votar y ganamos.

El cielo lleno de banderas
Rojo, blanco, azul
Allí donde comienza
nuestra historia
En cada calle, en cada esquina
Las voces se elevan como
olas en un océano infinito
Los puños se agitan en el aire
De la montaña
al mar.


Había leche y educación para los niños. Los campos no explotados fueron cedidos a los campesinos sin tierra. Las minas de carbón y de cobre, así como
las principales industrias, pasaron a ser propiedad de todos. Por primera vez, la gente vivía con dignidad. Pero no sabíamos cuán peligroso era aquello. Vuestro secretario de Estado, Henry Kissinger, declaró: “No vamos a dejar que un país se dirija hacia el comunismo a causa de la irresponsabilidad
de sus ciudadanos”. Nuestras elecciones democráticas, nuestro voto, no contaban. El mercado y las ganancias valían más que la democracia. A partir de ese momento, nuestro dolor, imagen del vuestro, fue legalizado. Vuestro presidente Nixon juró colocar nuestra economía de rodillas. Ordenó a la CIA organizar un levantamiento militar, un golpe de Estado. Se facilitaron 10 millones de dólares –y más si hacía falta– para eliminar a nuestro presidente, Salvador Allende.
Queridos amigos, vuestros dirigentes habían decidido eliminarnos. Provocaron una huelga de transportes que prácticamente paralizó nuestra economía. Bloquearon cualquier intercambio comercial con nosotros, lo que creó
el caos. Se aliaron con quienes, dentro de nuestro país, no aceptaban nuestra victoria. Vuestros dólares financiaban a grupos neofascistas que sembraban la violencia y hacían estallar fábricas y centrales eléctricas. Contra todos los pronósticos, la iniciativa fue un fracaso. En las elecciones municipales, volvimos a ganar terreno.
¿Qué hizo EEUU? Al día siguiente del 11 de septiembre de 2001, recuerdo que vuestro presidente, George W. Bush, dijo: “El 11 de septiembre, los enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro país, el sol se puso en un mundo diferente. Un mundo en el que la misma libertad está amenazada”. El 11 de septiembre, los enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro país. Al alba, tropas y tanques rodearon la sede presidencial. Allende, sus ministros y consejeros se encontraban en el interior. Allende no huyó cuando se disparó contra el palacio de La Moneda. Desde
ese edificio pronunció su último discurso: “Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan
los trabajadores!” Ese día acabaron con su vida, ese día...un martes. Nuestro martes. El 11 de septiembre de 1973.
Un día que marcó nuestras vidas para siempre. A mí me dispararon en una pierna, luego me molieron la cabeza a golpes. Me pegaron tanto que perdí el conocimiento.

Saliste al trabajo un martes de septiembre
Por las calles sitiadas de
Santiago
Calles sordas a la metralla
Calles ciegas a la traición
Sin
sentirle la muerte
Saliste al trabajo un martes y no volviste
Fatigo las
calles
Voy de pueblo en pueblo
Buscando
Buscando
Pregunto por ti
Y en mis manos una pequeña foto de ti
Una sonrisa antigua alumbra en tus
ojos
¡Ay! ¿Dónde estás, dónde estás?
En un espacio abierto
Sin vida
la mirada
Quebrado tu cuerpo
Pero tus sueños intactos
Saliste un
martes y no volviste

Un día, en prisión, a través de las rejas, alcancé a ver a Germán Castro arrastrado por los brazos. Ya no podía caminar. La sangre le goteaba por las orejas. Le habían partido los huesos y lo asesinaron. Escuchamos hablar de los campos de tortura dirigidos por oficiales de la armada de EEUU. Escuchamos hablar de aquellos a quienes arrojaban desde helicópteros; de quienes eran torturados frente a su esposa e hijos. ¿Qué les hacían? Los electrocutaban en los genitales. Ponían ratas en la vagina de las mujeres. Amaestraban perros para que las violaran.
Luego estuvo la Caravana de la muerte. Un general iba de ciudad en ciudad ordenando ejecuciones al azar.
Fueron asesinadas 3000 personas. ¡3000! Vuestro embajador en Chile denunció la tortura. Kissinger replicó: “¡Que deje de dar lecciones de ciencias políticas!” El general Pinochet, al frente del golpe de Estado, sonreía. Recibió las felicitaciones de Kissinger por haber cumplido tan bien su misión. Y los dólares volvieron a encaminarse hacia Chile.
Me acusaron de terrorista y me condenaron a prisión de por vida, sin proceso. Me liberaron luego de cinco años. Pero tuve que abandonar mi país, pues ponía a mis amigos en peligro. Ya no soy capaz de regresar a Chile, aun cuando sólo piense en eso. Chile es mi patria. Pero ¿qué pasará con mis hijos? Nacieron aquí, en Londres. No quiero condenarlos al exilio, como me ocurrió a mí. No puedo hacerlo, pero tengo tantas ganas de volver a casa...
San Agustín decía: “La esperanza tiene dos bellas hijas: la cólera y el coraje. La cólera ante el estado de las cosas y el coraje para cambiarlas”. A todos los parientes y amigos de quienes murieron en Nueva York, conmemoraremos
pronto el 29º aniversario de nuestro martes 11 de septiembre y el 1º aniversario del vuestro. Pensaremos en vosotros. Espero que penséis en nosotros.
Pablo

3 comentarios:

Leona dijo...

Estaba viendo esto por casualidad en youtube y me he encontrado tu entrada. Dice 30.000 (thirty thousand) personas fueron asesinadas. Espero ser de ayuda.

Gracias por el resto

Luis de León dijo...

Esa cancion que interpretan el el cortometraje, de quien es? como se llama?

Juan Goldín dijo...

El interprete es Vladimir Vega. http://www.elpais.com/articulo/cultura/septiembre/elpepicul/20101217elpepicul_10/Tes