viernes, 28 de septiembre de 2007

Carta a un rehén (Saint Exupery)

Hoy los escuché comentar las palabras con las que Daniel despidió a Graciela Brau.
Citó parte de este texto:

“Este es sin duda el por qué, amigo mío, tengo semejante necesidad de tu amistad. Tengo sed de un amigo que, por encima de los litigios de la razón respete en mí al peregrino que va hacia ese resplandor. Tengo necesidad de gustar algunas veces, por adelantado, del calor prometido y de descansar, un poco al margen de mí mismo, en esa meta que será nuestra.¡Estoy tan cansado de polémicas exclusivas y fanatismos! Puedo entrar en tu casa sin ataviarme con ningún uniforme, sin someterme al recitado de un Corán, sin renunciar a lo que pertenezca a mi patria interior. A tu lado no tengo que disculparme, no tengo que defender, no tengo que probar; encuentro la paz. Por encima de mis desdichadas palabras, por encima de mis razonamientos que me pueden conducir a error, tú consideras en mí, simplemente, al Hombre. Honras en mí al embajador de unas creencias, costumbres y amores particulares. Si difiero de ti, lejos de herirte, te agradezco. Me interrogas como se interroga al viajero.”

No hay comentarios.: